Subimos de peso
Debido a que se alteran las hormonas encargadas de procesos como el metabolismo y la regulación del apetito, se reducen los niveles de leptina, la hormona que nos hace sentir llenos. Y aumentan los de grelina que estimula el deseo de ingerir alimentos altos en grasas y azúcares. Asimismo, y debido al cansancio, evitamos realizar ejercicios físicos.
Se debilita el sistema inmunológico
“Durante el sueño, el sistema inmunológico es más activo. Aunque todavía está por entenderse bien cómo funciona, se está estudiando su influencia en el fortalecimiento y desarrollo del sistema de defensa del cuerpo”, explicó a AARP en español el Dr. Elmer Huerta, especialista en medicina interna, salud pública y oncología. “Cuando una persona no duerme bien está mucho más susceptible a infecciones por virus; incluso se ha descubierto que las enfermedades autoinmunes podrían ser más frecuentes”.
Vulnerabilidad a la depresión y la ansiedad
Nuestra salud mental se afecta al padecer cambios anímicos, ansiedad. Todas estas alteraciones influyen en la segregación de sustancias como el cortisol, que inhibe y suprime el sueño, así como la prolactina o la serotonina relacionadas con la regulación de los ciclos de sueño, estados anímicos o percepción del dolor.