Incorpora actividades relajantes en tu rutina nocturna, como leer un libro, tomar un baño tibio o practicar la meditación. Estas prácticas ayudan a reducir el estrés y a preparar tu mente y cuerpo para un sueño profundo.
Cambia tu perspectiva sobre el tiempo que pasas en la cama. En lugar de verlo como un lujo, considéralo como una inversión en tu salud y bienestar. Una actitud positiva hacia el sueño puede mejorar significativamente tu calidad de descanso.